La celulitis consiste en una acumulación de la grasa del tejido adiposo bajo la piel que tiene como resultado esos característicos hoyitos que en muchas ocasiones se asemejan a la textura de la piel de una naranja.
Este problema quizás muchos crean que siempre es igual, pero lo cierto es que podemos encontrar varios tipos de celulitis, y también es posible que en una misma persona se den uno, varios o incluso todos los tipos de celulitis a la vez o en diferentes zonas, aunque ésta suele ser más frecuente en muslos y glúteos.
- Celulitis Blanda:
Este tipo de celulitis está caracterizada principalmente porque es blanda al tacto y podemos notar como se mueve al andar o cambiar de posición. También puede aumentar con la edad o al aumentar nuestro peso y hace que la piel presente un aspecto ondulado. Por otro lado, es frecuente que aparezcan varices en las zonas afectadas y su solución es muy sencilla, perder peso, reafirmar la piel y realizar ejercicio físico.
- Celulitis Dura:
Este tipo de celulitis es la más frecuente en mujeres jóvenes. Se manifiesta sobre todo en la zona de las cartucheras y su efecto consiste en hacer que la piel se vea tersa y granulada, es lo que se suele conocer como piel de naranja porque se parece bastante. El hecho de ser dura indica que no cambia de aspecto al caminar o cambiar de postura pero debe tratarse cuanto antes ya que nos acompañaría siempre. Para tratarla es recomendable aplicar cosmética 2 veces al día, realizar ejercicio e incluso recurrir a la mesoterapia, que resulta muy eficaz.
- Celulitis Edematosa:
Este tipo de celulitis es la menos frecuente, pero es la más difícil de eliminar. Está causada principalmente por una mala circulación mezclada con la retención de líquidos y suele aparecer en las piernas haciéndolas perder su forma y quedar más rectas. Al tocar la piel podemos notar que está más pastosa y puede presentar cierto dolor, sobre todo si la actividad física es insuficiente. Para eliminarla requiere duro ejercicio pero sin impacto, es decir, bicicleta, andar o nadar. Por otro lado es muy recomendable utilizar medias de compresión, duchas de agua fría y caliente y tomar complemento venotónicos para reforzar las paredes venosas. Además, hay que evitar comer todo aquello que provoque retención de líquidos como comidas rápidas, ricas en sal o bebidas con gas.
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